En tiempos donde lo digital lo ocupa todo —desde el trabajo hasta el ocio, pasando por la vida familiar y social—, desconectar se ha convertido en un lujo. Y no porque no sepamos cómo hacerlo, sino porque, aunque queramos, seguimos llevándonos el móvil a todas partes. A la playa, al restaurante, al monte… incluso a la cama.
Pero ¿y si el truco estuviera en volver a lo básico? En olvidarse por un momento de las apps, los correos, las notificaciones y los chats. Esa es la propuesta que el empresario Ricardo Tayar, CEO y fundador de la consultora Flat 101, compartió recientemente en LinkedIn y que se ha viralizado por su sencillez y sentido común: usar un “teléfono de vacaciones”.
Un móvil viejo, sin apps, sin notificaciones… y con mucha libertad
La idea es sencilla, pero poderosa. Durante las vacaciones —y no solo en verano— Tayar utiliza un teléfono antiguo, comprado de segunda mano, que no tiene redes sociales, ni correo electrónico, ni WhatsApp ni Telegram. Solo llamadas y cámara de fotos. Nada más.
Un dispositivo que recuerda a los teléfonos de hace una década, cuando aún no estábamos conectados 24/7. “No le doy ese número a nadie y solo tengo guardados los teléfonos de mi familia”, explica Tayar en su publicación. A veces ni siquiera lo lleva encima, salvo cuando sale al mar o hace rutas largas, para poder llamar al 112 o hacer alguna foto.
No se trata de una desconexión absoluta, sino de poner límites y recuperar el control sobre el tiempo libre. Como él mismo dice, “no es tanto para desconectar al 100 % sino para tener equilibrio, paz mental y el mínimo ruido posible a mi alrededor”.
El verdadero descanso empieza cuando el móvil no manda
Cada vez más estudios respaldan lo que muchos ya intuyen: el uso excesivo del móvil, especialmente durante el tiempo de descanso, contribuye al estrés, a la ansiedad y al agotamiento mental. La hiperconectividad impide que el cerebro se relaje del todo, y las vacaciones —cuando deberían ser un momento de pausa— se llenan de interrupciones constantes.
El enfoque de Tayar es radicalmente distinto. No se trata de abandonar la tecnología, sino de usarla con intención. De reencontrarse con lo que muchas veces se pierde entre notificaciones: la calma, la atención plena, los momentos sin prisa.
Entre sus hábitos veraniegos también están la lectura en papel, escribir a mano, cocinar sin reloj, salir en moto sin GPS o quedar con amigos sin necesidad de plan. Todo, en la línea de reconectar con lo sencillo, con lo cercano, con uno mismo.
“Al principio pensaba que era mejor no llevar ningún teléfono. Pero a veces quieres hacer una foto, llamar a alguien o avisar de algo… y no puedes. Por eso este equilibrio me funciona: puedo hacer una llamada si la necesito, pero sin que el móvil me controle.”
Un hábito que podría adoptarse más allá de las vacaciones
Lo más interesante de esta práctica es que cualquiera puede ponerla en marcha. No hace falta comprarse un nuevo dispositivo, basta con rescatar un viejo móvil del cajón o adquirir uno básico de segunda mano. Incluso se puede programar una SIM adicional sin datos móviles y sin notificaciones activas.
Y no es necesario esperar a agosto. El “teléfono de vacaciones” puede ser también el “teléfono de fines de semana”, el de las escapadas al campo o el de las noches sin interrupciones. Un pequeño gesto con un gran impacto en nuestra salud mental y en la calidad de nuestro descanso.
¿Y si nos animamos a probarlo?
Más allá de modas tecnológicas, esta iniciativa es un recordatorio de algo fundamental: el verdadero descanso no empieza cuando termina la jornada laboral, sino cuando logramos silenciar el ruido del mundo digital y reconectar con lo que importa.
Quizá este verano —o cualquier fin de semana— sea el momento ideal para probar. Para apagar el smartphone, dejarlo en casa… y salir con otro más simple, más libre, más humano.
Porque, al final, lo que recordamos de unas buenas vacaciones no es el número de mensajes pendientes, sino la sensación de haber estado realmente presentes.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Qué es un “teléfono de vacaciones”?
Es un móvil antiguo o básico, sin aplicaciones ni conexión permanente a Internet, que se utiliza para reducir la exposición digital y favorecer la desconexión durante las vacaciones o el tiempo libre.
¿Para qué sirve tener un móvil sin redes ni apps?
Ayuda a disminuir el estrés digital, mejora el descanso, favorece la atención plena y permite disfrutar del entorno sin distracciones constantes.
¿Se puede usar esta idea todo el año?
Sí. Muchas personas adoptan este tipo de móvil durante fines de semana, en escapadas, o incluso como teléfono principal para tener una relación más saludable con la tecnología.
¿Qué ventajas tiene frente a usar el smartphone en modo “no molestar”?
El “teléfono de vacaciones” evita tentaciones: al no tener apps ni notificaciones, se reduce el impulso de consultar el móvil. Es una solución física, no solo digital, para cambiar hábitos y reconectar con la realidad sin filtros.