La banda media del 5G, conocida en el ecosistema móvil como n78 y situada en torno a los 3,6 GHz, se ha convertido en el gran motor de la velocidad en España. No es solo una cuestión de “más cobertura”: en esa franja las operadoras disponen de más espectro que en otras bandas 5G y, además, despliegan antenas activas capaces de atender a cientos de usuarios de forma simultánea sin que el rendimiento se desplome en horas punta.
En ese terreno, Movistar ha sido la operadora que más ha empujado el despliegue en 3,6 GHz. Según cifras recientes de la CNMC citadas en el contexto del problema, Vodafone contaría con 2.624 nodos en 3,6 GHz, Orange con 5.554 y Movistar con 8.838, un diferencial que explica por qué sus clientes pueden encontrar velocidades altas en más ubicaciones que en otras redes.
Sin embargo, esa ventaja tecnológica y de despliegue tiene un “pero” que no siempre se ve desde fuera: una parte del espectro que Movistar tiene adjudicado no puede utilizarse plenamente cerca de determinadas instalaciones militares. El motivo es una convivencia prolongada con sistemas de radiolocalización del Ministerio de Defensa —asociados a los radares de vigilancia aérea— que, en la práctica, obliga a limitar el funcionamiento de las redes móviles en esas zonas.
El origen: un espectro que debía liberarse, pero sigue compartido
El conflicto se remonta a la subasta de espectro de febrero de 2021, cuando Telefónica y Orange se repartieron 10 MHz cada una de un bloque de 20 MHz que hasta entonces pertenecía a Defensa. A cambio, las operadoras aceptaban que el Ejército siguiera usando esas frecuencias durante un tiempo.
Después, las cuatro grandes operadoras acordaron una reordenación de la banda —intercambiando bloques fragmentados— para que cada una quedara con tramos contiguos, algo clave para aprovechar mejor el 5G. En ese proceso, los bloques que habían sido de Defensa terminaron integrados en la posición espectral de Movistar.
El compromiso era que Defensa abandonase esas frecuencias antes del 1 de enero de 2023. No ocurrió. En junio de 2023, el BOE reflejó una nueva fecha: 1 de enero de 2025. Tampoco se cumplió, y la situación se mantiene.
El resultado, según se describe, es que Movistar no puede exprimir al 100 % su 5G en las proximidades de las ubicaciones donde el Ejército continúa operando. En esos entornos, el 5G se ve forzado a funcionar con una capacidad recortada —se menciona un uso efectivo del 80 % y reducción de potencia—, lo que se traduce en menos cobertura y velocidades más irregulares justo en la banda que debería marcar la diferencia.
La CNMC eleva el tono: “sin justificación técnica ni estratégica”
La cuestión ha ganado peso regulatorio en el marco del debate sobre el Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias (CNAF). En su informe sobre el proyecto de orden que actualiza el CNAF, la CNMC señala que la banda 3,4-3,8 GHz es la de mayor impacto para el mercado porque es la destinada al despliegue de 5G y la que ofrece mejores velocidades al usuario.
En ese mismo documento, la CNMC recuerda que, aunque la banda está atribuida íntegramente a comunicaciones electrónicas, el CNAF contempla excepciones: en las subbandas 3.480-3.500 MHz y 3.580-3.600 MHz pueden continuar usos actuales de Defensa para radiolocalización “en determinadas localizaciones” bajo un esquema de utilización compartida. El problema es el calendario: la migración debía completarse antes del 1 de enero de 2025, pero el proyecto plantea extenderla hasta el 1 de julio de 2026.
La CNMC va más allá y advierte de dos ideas especialmente relevantes:
- Mantener usos gubernamentales en esas subbandas “restringe la utilización plena del espectro” por parte de los operadores móviles.
- Esa restricción genera “una situación de desventaja competitiva”, “en particular” para el operador que posee las concesiones que incluyen esas frecuencias.
En el informe se identifica además que Telefónica posee los derechos de uso privativo sobre los bloques que abarcan esas porciones de espectro, lo que encaja con el impacto descrito sobre la red de Movistar.
La crítica más dura llega cuando el regulador afirma que la ampliación del plazo debería motivarse adecuadamente porque la documentación aportada “no incluye una justificación técnica ni estratégica” que respalde la prórroga.
Una desventaja que no se ve en los anuncios… pero sí en el rendimiento local
En el día a día del usuario, el debate sobre MHz, bloques y notas del CNAF puede parecer lejano. Pero el efecto es tangible: cuando una red tiene que reducir potencia o no puede usar parte del espectro contiguo, pierde eficiencia. Y en 5G, esa eficiencia es la diferencia entre sostener velocidades altas en zonas con mucha demanda —centros urbanos, áreas industriales, nudos de transporte— o caer a un rendimiento más propio de bandas con menos capacidad.
El caso es especialmente sensible porque Movistar ha apostado fuerte por 3,6 GHz, con una red de miles de nodos, y esa inversión se apoya precisamente en el principio de que el espectro adjudicado puede explotarse con normalidad. Cuando no sucede, la promesa del 5G “rápido” se vuelve desigual: muy buena en muchos puntos, pero con zonas de degradación allí donde persiste la convivencia con radiolocalización militar.
Mientras tanto, la fecha que se maneja en el ámbito administrativo apunta a mediados de 2026 como siguiente hito para resolver el bloqueo. La CNMC, por su parte, deja por escrito que, si se va a prolongar la excepción, el Gobierno debe explicarlo con argumentos sólidos: porque, de lo contrario, se perpetúa una anomalía que afecta directamente a la competencia en el mercado móvil y al aprovechamiento real de una de las bandas más valiosas del 5G en España.
Preguntas frecuentes
¿Qué es la banda n78 y por qué se considera la “más rápida” del 5G?
Es la banda 5G en torno a 3,4-3,8 GHz (en España, muy asociada a 3,6 GHz), con bastante ancho de banda disponible y despliegues con antenas activas, lo que permite altas velocidades y buena capacidad en zonas con muchos usuarios.
¿Qué frecuencias concretas están afectadas por el uso compartido con Defensa?
La CNMC cita las subbandas 3.480-3.500 MHz y 3.580-3.600 MHz como áreas donde pueden continuar usos de radiolocalización del Ministerio de Defensa en determinadas localizaciones.
¿Por qué la CNMC habla de “desventaja competitiva” para un operador?
Porque si un operador no puede utilizar plenamente una parte de su espectro 5G, su red pierde capacidad y rendimiento en ciertas zonas, algo que puede afectar a la calidad percibida y a la competencia frente a otras redes.
¿Cuándo debería quedar liberada esa parte de la banda para 5G sin excepciones?
El proyecto analizado por la CNMC contempla extender la excepción hasta el 1 de julio de 2026 para la banda 3,4-3,8 GHz en esas subbandas, y el regulador pide que esa prórroga se justifique adecuadamente.
