El Gobierno ha presentado los datos de paro registrado de noviembre como una nueva prueba de solidez del mercado laboral español. No es para menos: el número de personas inscritas en las oficinas del SEPE se redujo en 18.805 en comparación con octubre, hasta situarse en 2.424.961 desempleados, la cifra más baja para un mes de noviembre desde 2007. En términos interanuales, hay 161.057 parados menos que hace un año, lo que equivale a un descenso del 6,23 %.
Sin embargo, más allá del titular optimista, una parte de los economistas y analistas laborales pide mirar los datos con más calma. Entre ellos, el analista económico Marc Vidal, que ha resumido en varios puntos por qué considera que la foto real del empleo es menos brillante de lo que sugiere la nota oficial.
Qué dicen los datos oficiales
Según la estadística del Servicio Público de Empleo Estatal, el paro baja en todos los grandes sectores económicos:
- Servicios: –13.013 personas
- Industria: –1.552
- Agricultura: –1.332
- Construcción: –881
También cae el colectivo de personas sin empleo anterior en 2.027 inscritos menos.
Por sexo, el desempleo masculino se sitúa en 958.866 parados (–4.435 respecto al mes anterior) y el femenino en 1.466.095 (–14.370). Es decir, la caída del paro es mayor entre las mujeres, tanto en términos absolutos como relativos. En comparación con noviembre de 2024, el paro masculino baja en 70.352 personas y el femenino en 90.705.
En el caso de los jóvenes menores de 25 años, el paro desciende en 5.476 personas en el mes (–2,83 %) y se sitúa en 188.322 desempleados, la cifra más baja de la serie histórica para un mes de noviembre.
En materia de contratación, en noviembre se registraron 1.296.203 contratos. De ellos, 534.997 fueron indefinidos (el 41,27 % del total), y 761.030 temporales (el 58,71 % restante). Los contratos indefinidos caen un 1,75 % respecto al mismo mes de 2024, mientras que los temporales suben un 0,54 %.
Dentro de los indefinidos, la distribución es muy reveladora:
- 226.124 a tiempo completo
- 139.175 a tiempo parcial
- 169.698 fijos discontinuos
Es decir, casi un tercio de los contratos indefinidos firmados en noviembre son fijos discontinuos, una figura que ha ganado peso tras la reforma laboral.
El análisis crítico: menos paro… pero no necesariamente más trabajo
Sobre esta base estadística, Marc Vidal sostiene que el relato oficial “sobreactúa” y que la realidad del mercado laboral es menos favorable de lo que transmite la nota de prensa.
El primer matiz tiene que ver con la población activa. El paro registrado mide a quienes están apuntados en las oficinas de empleo, no a todas las personas que querrían trabajar. Cuando parte de la población deja de buscar trabajo o emigra, desaparece de esa estadística. Eso puede hacer que la tasa de paro baje sin que haya una mejora equivalente en la ocupación real.
También cuestiona la calidad del empleo creado. Aunque los contratos indefinidos suponen más del 40 % de los firmados en el mes, su número cae respecto al año anterior, mientras que los temporales aumentan. El peso creciente de los fijos discontinuos —indefinidos que pasan varios meses al año sin trabajar— refuerza la idea de que la temporalidad se ha “renombrado” más que eliminada.
Otro punto crítico es la fuerte estacionalidad. En noviembre, sectores como la hostelería suelen destruir decenas de miles de empleos al cerrarse la temporada alta turística. Paralelamente, crecen ramas como sanidad o transporte y logística, donde abundan los turnos rotativos, la alta rotación y los salarios ajustados. Para los críticos, no se trata de un tejido productivo más fuerte, sino de un mercado que se recoloca cada mes en función del calendario.
Mujeres, jóvenes y fijos discontinuos: los ángulos menos visibles
Las cifras oficiales subrayan que el paro femenino y juvenil está en mínimos de la serie para un mes de noviembre. Sin embargo, el análisis de fondo matiza ese logro.
En el caso de las mujeres, el número de paradas registradas se reduce con fuerza, pero parte de esa mejora podría explicarse por salidas del mercado laboral (cuidados, desánimo, retorno a la economía sumergida), fenómenos que no se capturan bien en las estadísticas. El dato de menos paro no implica automáticamente más estabilidad ni mejores condiciones.
Con los jóvenes ocurre algo parecido. El número de menores de 25 años en paro baja con claridad, pero en muchos casos la puerta de entrada al mercado sigue siendo a través de contratos de corta duración, trabajos de temporada o figuras como el fijo discontinuo. Eso se traduce en carreras profesionales fragmentadas, ingresos irregulares y dificultades para emanciparse.
A esto se suma la cuestión de los trabajadores extranjeros. Los datos del SEPE muestran que el paro registrado de personas de nacionalidad extranjera está muy condicionado por campañas agrícolas, turismo y servicios, con fuertes vaivenes mensuales. Esa dependencia del calendario refuerza la idea de un mercado dual: empleo intensivo en mano de obra, pero muy vulnerable a la estacionalidad.
Más afiliados, pero sin salto en productividad ni horas trabajadas
Vidal y otros analistas insisten además en otro punto de fondo: la economía española suma afiliados, pero no despega en productividad ni en horas efectivamente trabajadas. El empleo que se crea, señalan, tiende a ser:
- Más parcial o discontinuo
- Muy concentrado en servicios de bajo valor añadido
- Dependiente del turismo, las rebajas y las campañas comerciales
Esto encaja con la crítica de que el país está consolidando un modelo basado en muchos contratos, pero con poco recorrido profesional y salarios ajustados. Más nóminas, sí, pero no necesariamente más proyecto de vida.
Un elemento especialmente polémico es el de los fijos discontinuos que no trabajan. Formalmente no están en paro, pero tampoco prestan servicios ni cobran un sueldo normalizado fuera de sus períodos de actividad. Vidal recuerda que, si se sumara ese colectivo a los desempleados registrados, la fotografía del mercado laboral sería bastante más sombría.
Las cifras oficiales de prestaciones: más cobertura, pero también más gasto
En paralelo a los datos de paro y contratos, la estadística oficial muestra un aumento de la cobertura del sistema de prestaciones por desempleo, que se sitúa en torno al 77,7 %, el nivel más alto para un mes de octubre en la serie histórica. También crece con fuerza el gasto medio mensual por beneficiario, que supera los 1.460 euros, más de un 30 % por encima del año anterior.
El Gobierno lo presenta como una prueba de refuerzo del “escudo social”. Los críticos lo leen de otra manera: si se paga más y a más gente, pero la productividad no crece al mismo ritmo, la sostenibilidad a largo plazo del sistema vuelve a entrar en el debate.
¿Qué debe vigilar el ciudadano en los próximos meses?
Desde una óptica generalista, para el lector que solo ve el titular de “mínimo paro desde 2007”, el mensaje es sencillo: la situación es mejor que hace unos años, pero está lejos de ser redonda.
Algunas claves a seguir de cerca a partir de ahora son:
- La evolución de la población activa, para saber si baja el paro porque hay más empleo o porque hay menos gente buscando trabajo.
- El peso real de los fijos discontinuos y de los contratos a tiempo parcial en el total de empleo.
- Las horas trabajadas y la productividad, que dirán si la economía crea valor o solo reparte trabajo en tramos más pequeños.
- La dependencia de la estacionalidad, especialmente en hostelería, comercio y agricultura.
Mientras el Gobierno insiste en que España encadena mínimos históricos de paro, voces como la de Marc Vidal recuerdan que las estadísticas pueden mejorar sin que lo hagan en paralelo la estabilidad, los salarios o las perspectivas de futuro. El debate, en realidad, no es solo cuántos trabajan, sino en qué condiciones y con qué horizonte.
Fuentes:
Datos de paro registrado, contratos y prestaciones por desempleo de noviembre de 2025 del SEPE y nota de prensa del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Paro en Noviembre en España
