Aunque Microsoft ya ha marcado el final del camino para Windows 10, este sistema operativo sigue siendo el “hogar digital” de cientos de millones de personas. Se estima que alrededor de 1.000 millones de PCs en el mundo continúan usándolo, a pesar de que el foco de la compañía está ya en Windows 11.
El problema es que una parte importante de esos equipos no puede actualizar oficialmente a Windows 11 por requisitos de hardware. Y eso ha abierto una duda muy humana:
“¿Aguanto con Windows 10, cambio de ordenador, pruebo Linux… o me paso a Mac?”
Este es, en realidad, el debate silencioso que se está dando en hogares, pequeñas empresas y autónomos de medio mundo.
Qué está pasando con Windows 10
Microsoft dejó de ofrecer nuevas funciones a Windows 10 y ha iniciado la fase final de su vida útil. Todavía hay actualizaciones de seguridad, pero el mensaje es claro: el futuro pasa por Windows 11 y por nuevas versiones que vendrán después.
El gran problema está en el hardware mínimo que exige Windows 11:
- Procesador relativamente moderno.
- Arranque seguro (Secure Boot) y firmware UEFI.
- Módulo de seguridad TPM 2.0, integrado o activado en placa base.
Eso deja fuera a cientos de millones de PCs que siguen funcionando bien para ofimática, Internet, vídeo o juegos ligeros, pero que no cumplen con esas condiciones.
Resultado:
- Muchos usuarios no quieren tirar un ordenador que “va perfectamente”.
- Otros sí están pensando en renovar, pero ya no dan por hecho que el siguiente paso tenga que ser Windows.
Ahí entran en juego Linux y macOS (Apple) como alternativas reales, no solo de nicho.
Opciones para quien sigue en Windows 10
Para un usuario normal, las alternativas se pueden resumir en cuatro caminos bastante claros:
1. Seguir con Windows 10… de momento
Es la opción más cómoda a corto plazo.
- El sistema sigue recibiendo parches de seguridad durante un tiempo.
- No hay que aprender nada nuevo ni cambiar de programas.
Pero tiene matices importantes:
- Cada año que pase será más difícil encontrar soporte para ciertos programas o dispositivos.
- Navegar, trabajar o gestionar datos sensibles en un sistema sin soporte pleno conlleva más riesgos de seguridad.
Es una solución de transición, pero no definitiva.
2. Comprar un nuevo PC con Windows 11
Es la ruta “continuista”:
- El usuario se queda en el ecosistema que conoce: Windows, con su compatibilidad de siempre.
- Los nuevos equipos ya vienen preparados para Windows 11 y versiones futuras.
Tiene ventajas claras:
- Mejores procesadores, más RAM, discos SSD más rápidos, mejor consumo.
- Compatibilidad con la mayoría de juegos y aplicaciones sin complicaciones.
Y también un inconveniente evidente:
- Hay que invertir en hardware nuevo, aunque el ordenador actual siga funcionando razonablemente bien.
Para quien usa programas muy concretos de Windows (contabilidad, herramientas empresariales, juegos recientes, etc.), esta sigue siendo la opción más sencilla.
3. Dar el salto a Linux
Lo que hace unos años sonaba “para frikis”, hoy empieza a verse con otros ojos. Muchos usuarios de Windows 10 se plantean instalar alguna distribución de Linux como alternativa cuando el PC ya no admite Windows 11 y no quieren gastar en un equipo nuevo.
Lo que ofrece Linux hoy:
- Navegador, suite ofimática, correo, videollamadas, edición básica de fotos y vídeo, multimedia… todo eso está bien cubierto.
- Funciona muy bien en equipos antiguos, alargando su vida útil.
- Es gratuito y hay muchas distribuciones pensadas para usuarios sin experiencia técnica.
Lo que hay que tener en cuenta:
- Si el usuario depende de determinados programas de Windows (un software muy específico de trabajo, ciertos juegos, etc.), el salto puede ser más complicado.
- Hay que aprender cosas nuevas: otra forma de instalar programas, otro panel de control, otra manera de configurar el sistema.
Para quienes usan el ordenador sobre todo para navegar, ver contenidos, trabajar con documentos y poco más, Linux puede ser una opción muy interesante para no tirar el PC y seguir seguro unos cuantos años más.
4. Cambiar a Mac (macOS)
Otra duda que se repite: “Si tengo que comprar un ordenador nuevo, ¿por qué no mirar directamente un Mac?”.
Lo que ofrece el mundo Mac:
- Buena integración entre hardware y software: el sistema macOS está hecho a medida para los equipos de Apple.
- Gran rendimiento y autonomía en los portátiles con procesadores Apple Silicon (M1, M2, M3, etc.).
- Un ecosistema sólido de aplicaciones profesionales (edición de vídeo, foto, música) y apps de productividad.
Lo que hay que valorar:
- El precio de entrada suele ser más alto que muchos PCs equivalentes.
- Si el usuario tiene muchos programas antiguos de Windows, es posible que tenga que buscar alternativas o usar máquinas virtuales.
- Es un cambio de entorno completo: menú, atajos de teclado, aplicaciones, forma de organizar archivos…
Para quien ya tiene iPhone, iPad u otros productos Apple, el salto puede resultar especialmente atractivo por la sincronización entre dispositivos.
¿Y el futuro? Un ecosistema más diverso
Durante años, el camino parecía bastante marcado:
- Se compraba un PC y se asumía que llevaba Windows, sin pensar demasiado en otras opciones.
La situación con Windows 10 y los requisitos de Windows 11 ha hecho que muchos usuarios se planteen por primera vez:
- “Si tengo que cambiar, ¿es el momento de probar otra cosa?”
En los próximos años es probable ver un escenario más diverso:
- Windows seguirá siendo dominante en el escritorio, sobre todo en empresas y gaming.
- Linux puede ganar presencia en PCs reutilizados, colegios, administraciones y usuarios que quieren no depender tanto de un único proveedor.
- Mac consolidará su papel en usuarios que priorizan diseño, autonomía, software creativo y la integración con el móvil.
¿Qué debería plantearse cualquier usuario de Windows 10 hoy?
En términos sencillos, estos son los pasos lógicos:
- Ver si su PC es compatible con Windows 11
Si lo es, puede plantearse actualizar ahora o más adelante, sin prisa pero con la idea clara de que Windows 10 no durará para siempre. - Si no es compatible, decidir entre gastar o alargar
- Comprar un equipo nuevo con Windows 11 o Mac si el uso es intensivo y el presupuesto lo permite.
- Probar Linux si el ordenador funciona bien y se quiere seguir sacándole partido sin gastar tanto.
- No dejarlo para el último día
Esperar a que el soporte acabe del todo y actuar “a la carrera” suele traer prisas, malas decisiones y más riesgo de perder datos.
En resumen, el fin de ciclo de Windows 10 no es solo un cambio de versión: es una oportunidad para que cada usuario se pregunte qué espera realmente de su ordenador.
Para algunos, la respuesta será un PC nuevo con Windows 11; para otros, descubrir Linux en ese viejo equipo que aún tiene mucha vida; y para muchos, quizá, será el momento de entrar en el ecosistema Mac.
Lo importante, por primera vez en mucho tiempo, es que hay opciones reales. Y la decisión ya no es solo técnica: es una mezcla de presupuesto, hábitos, necesidades… y ganas de cambiar.
