Australia ensaya la primera “mayoría de edad digital” del mundo: redes sociales vetadas a menores de 16 años

Australia dio un paso sin precedentes el 10 de diciembre al convertirse en el primer país del mundo que prohíbe por ley que los menores de 16 años tengan cuentas en las principales redes sociales. La medida, presentada como una herramienta de protección frente a los riesgos digitales, ha desatado un intenso debate global sobre hasta dónde debe llegar el Estado en la regulación de la vida online de niños y adolescentes.

La norma afecta a plataformas como TikTok, YouTube, Instagram, Facebook, X (antes Twitter), Snapchat, Threads, Reddit, así como a servicios de streaming con fuerte componente social como Twitch o Kick. En la práctica, cualquier servicio catalogado como “plataforma de redes sociales restringida por edad” deberá impedir que menores de 16 años creen o mantengan una cuenta activa en Australia.

El Gobierno australiano justifica el cambio como una respuesta a años de evidencias sobre el impacto de las redes en la salud mental y el bienestar de los adolescentes: aumento de la ansiedad y la depresión, ciberacoso, exposición constante a contenidos tóxicos, desinformación y una presión creciente por la imagen corporal. Sus críticos, sin embargo, advierten del riesgo de que el remedio genere nuevos problemas: aislamiento, migración a apps menos seguras o un uso masivo de engaños para esquivar los controles.
Una “pausa obligatoria” en la vida social digital

La medida se articula a través de la Online Safety Amendment (Social Media Minimum Age) Act 2024, que introduce la llamada Social Media Minimum Age obligation: una obligación legal para que ciertas plataformas no permitan cuentas de menores de 16 años.

El regulador eSafety insiste en que “no es una prohibición de Internet”, sino un retraso en el acceso a cuentas personales en redes sociales. La idea de fondo es que estar logueado —con un perfil, un feed personalizado, mensajes privados y métricas de popularidad— multiplica la exposición de los menores a mecanismos de diseño adictivo y a contenidos dañinos. La ley pretende aplazar ese impacto a una etapa de mayor madurez.

La obligación no se aplica solo a nuevas altas: las plataformas están revisando sus bases de usuarios australianos para identificar cuentas que probablemente pertenezcan a menores de 16 años y suspenderlas o cerrarlas. Meta, por ejemplo, permite a estos usuarios descargar sus fotos y vídeos y ofrece la opción de reactivar la cuenta cuando acrediten que han alcanzado la edad mínima.

Las sanciones son muy claras: el incumplimiento reiterado puede acarrear multas de hasta 49,5 millones de dólares australianos (unos 28,3 millones de euros), una cifra diseñada para que gigantes tecnológicos globales no vean la ley como un simple “coste asumible”.
Verificar la edad: entre la protección y la vigilancia

El gran desafío es técnico y social: ¿cómo saber cuántos años tiene realmente alguien detrás de una cuenta?

Para hacer cumplir la norma, el eSafety Commissioner trabaja con las plataformas utilizando una combinación de datos declarados, algoritmos y verificaciones adicionales:

  • Fecha de nacimiento facilitada al registrarse.
  • Patrones de uso e historial: horarios de conexión, tipo de contenido consumido, lenguaje utilizado, interacción con otros perfiles…
  • Metadatos y contexto: tipo de dispositivo, idioma, posibles vínculos con cuentas de progenitores o tutores.

Si las señales no encajan —por ejemplo, una cuenta que afirma tener 25 años pero se comporta como un usuario típico de 13 o 14— se marca como “posible menor” y se pide una verificación extra. Esta puede incluir:

  • Envío de un vídeo del rostro para estimar la edad mediante análisis biométrico.
  • Presentar documentos oficiales (DNI, pasaporte, carnet de conducir).
  • En algunos casos, asociar un medio de pago de un adulto.

Las cuentas que no superan el proceso quedan bloqueadas. El enfoque abre un debate muy serio sobre privacidad, protección de datos y posibles efectos discriminatorios para jóvenes sin documentación o recursos.

En paralelo, es evidente que una parte de los adolescentes ya está buscando vías para esquivar el sistema: uso de VPN, cuentas registradas con datos falsos o préstamo de identidades adultas. La propia existencia de estos atajos recuerda que ninguna prohibición tecnológica es perfecta si no va acompañada de educación y acompañamiento.
Puntos principales de la nueva “edad mínima social” en Australia

AspectoDetalle principal
Edad mínima en redesMenores de 16 años no pueden crear ni mantener cuentas en plataformas restringidas
Entrada en vigor10 de diciembre de 2025
Plataformas afectadasTikTok, YouTube, Instagram, Facebook, X, Snapchat, Threads, Reddit, Twitch, Kick…
Regulador responsableeSafety Commissioner de Australia
Cómo se aplicaVerificación de edad, inferencia algorítmica, bloqueo de cuentas dudosas
Sanciones por incumplimientoMultas de hasta 49,5 millones de dólares australianos
Mensaje oficialRetrasar la presencia en redes, no prohibir Internet a menores

Un laboratorio global de política digital

El Gobierno australiano ha acompañado la entrada en vigor de la ley con un amplio dispositivo informativo. En la web oficial de eSafety se ha creado un “social media age restrictions hub” con recursos específicos para:

  • Jóvenes: qué hacer con las cuentas existentes y cómo gestionar la desconexión.
  • Familias: guías para hablar en casa sobre la retirada de redes y buscar alternativas.
  • Educadores: materiales para trabajar el tema en el aula.
  • Industria: pautas para cumplir la obligación legal de edad mínima y los pasos de supervisión.

La campaña insiste en un mensaje clave: no se trata de expulsar a los menores de la Red, sino de reducir la exposición prolongada a entornos diseñados para maximizar el tiempo de pantalla y la interacción, sin tener plenamente en cuenta el impacto en cerebro y emociones en desarrollo.

Sin embargo, organizaciones de derechos digitales y defensores de la libertad de expresión alertan de los posibles efectos colaterales: los adolescentes que habían encontrado comunidad, apoyo emocional o espacios de expresión en redes podrían verse desconectados de golpe. Otros pueden migrar a aplicaciones menos visibles y peor reguladas, donde el control parental es mucho más difícil. Y todo ello mientras crecen las dudas sobre la legitimidad de obligar a millones de jóvenes a someterse a sistemas de comprobación de edad basados en biometría o documentación sensible.
Europa y España, pendientes del experimento australiano

La decisión de Canberra llega en un momento en que la Unión Europea también revisa su enfoque hacia la protección de menores en redes. A finales de noviembre, el Parlamento Europeo aprobó un informe político —no vinculante por ahora— en el que propone fijar una edad mínima armonizada de 16 años para redes sociales, plataformas de vídeo y asistentes de IA dirigidos a menores.

El texto sugiere permitir que adolescentes de 13 a 16 años accedan solo con consentimiento parental, refuerza la importancia de la verificación de edad y reclama una aplicación más estricta del Reglamento de Servicios Digitales (DSA). También subraya que cualquier solución técnica debe ser proporcional y respetuosa con la privacidad: el remedio no puede convertirse en una excusa para una vigilancia masiva de los menores.

En este contexto, España se encuentra en una posición de observador interesado. De momento, no existe una ley que obligue a cerrar cuentas de redes sociales a todos los menores de 16 años, pero el debate está sobre la mesa: desde el papel de las familias y los colegios, hasta la idoneidad de elevar la edad mínima o de limitar el uso de móviles en primaria y secundaria.

Lo que ocurra en Australia en los próximos meses será un argumento de peso en ese debate. Si la medida muestra una reducción clara de los daños asociados a las redes sin disparar los efectos adversos, otros gobiernos podrían sentirse legitimados para imitarla. Si, por el contrario, aumenta la brecha digital, la exclusión y la migración a espacios opacos, el caso australiano podría utilizarse como ejemplo de buena intención mal ejecutada.
Preguntas frecuentes sobre la restricción de redes sociales a menores en Australia

¿Los menores australianos se quedan sin Internet con esta ley?
No. La restricción afecta a tener cuentas en plataformas de redes sociales consideradas de alto riesgo, no al acceso general a Internet. Los menores pueden seguir usando la Red para estudiar, jugar online, ver contenidos en webs abiertas o comunicarse por otros canales, siempre bajo la supervisión de sus familias.

¿Qué pasa con las fotos, vídeos y mensajes de los menores cuando se cierra una cuenta?
En muchos casos, como ocurre con Meta, las plataformas ofrecen un plazo para que el usuario descargue sus datos antes de bloquear la cuenta. Después, el perfil queda inactivo hasta que la persona cumple 16 años y supera la verificación de edad. Si no se realiza ese proceso, la cuenta puede quedar eliminada de forma permanente según las políticas de cada servicio.

¿Los adolescentes pueden saltarse fácilmente la prohibición con VPN o datos falsos?
Es posible que algunos lo intenten usando VPN, identidades de adultos o fechas de nacimiento falsas. Por eso el regulador australiano insiste en combinar varias señales (patrones de uso, metadatos, análisis de riesgo) y en implicar a familias y escuelas. Ningún sistema técnico es infalible si no se acompaña de educación digital, diálogo en casa y alternativas de socialización saludable.

¿Es probable que se apruebe una norma similar en la Unión Europea o en España?
De momento, en Europa solo hay una recomendación política del Parlamento Europeo, no una ley concreta. Pero el lenguaje es claro: más protección, más verificación de edad y más responsabilidad para las plataformas. España tendrá que adaptarse a cualquier futura normativa europea y, además, podría impulsar medidas propias. Lo que ocurra en Australia —tanto lo positivo como lo negativo— será una referencia inevitable en esa discusión.

Fuente: Noticias Redes Sociales

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