El apagado del cobre y el fin del ADSL sirvieron como recordatorio de que, en telecomunicaciones, lo “de toda la vida” no dura para siempre. Ahora el foco se desplaza al aire: el Gobierno ha activado el primer paso formal para planificar la retirada de las redes móviles 2G y 3G en España, tecnologías que todavía siguen dando servicio —a veces de forma silenciosa— en millones de dispositivos.
El Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública ha lanzado una consulta pública para recabar información y propuestas sobre cómo ejecutar ese apagado de forma ordenada. En la práctica, significa sentar a la mesa a operadores, administraciones y sectores afectados para evitar que el cambio se convierta en una sucesión de “sorpresas” para usuarios y empresas. La consulta estará abierta hasta el 20 de enero de 2026.
La decisión tiene un objetivo técnico muy claro: liberar espectro radioeléctrico, especialmente en bandas como 900 y 2.100 MHz, hoy utilizadas por 2G y 3G. Esas frecuencias podrán reutilizarse para reforzar 4G y 5G, mejorando cobertura y capacidad, con la promesa añadida de más fiabilidad y eficiencia energética. En paralelo, el movimiento también tiene lectura económica: mantener redes antiguas cuesta dinero, energía y complejidad operativa, y las operadoras llevan tiempo buscando cómo racionalizar esa “doble vida” tecnológica.
Lo que cambia para el usuario: menos “barras” viejas, más dependencia del 4G/5G
Para muchos ciudadanos, la pregunta suena simple: “¿Me quedaré sin cobertura?”. La respuesta, en general, dependerá menos del móvil que del uso que se haga de esas redes. La mayoría de smartphones actuales se apoyan ya en 4G y 5G para datos, pero el apagado puede afectar a terminales muy antiguos, a móviles básicos y a ciertos escenarios donde el 2G todavía funciona como red de respaldo en interiores o en zonas con cobertura irregular.
La transición no es solo un asunto de navegar más rápido. El 2G y el 3G también arrastran limitaciones de capacidad y de seguridad frente a redes actuales. Por eso, el Gobierno quiere que el proceso se acompañe de planes de migración y comunicación, y que se definan indicadores para monitorizar el despliegue, con un punto especialmente sensible: garantizar la continuidad del servicio de emergencias 112 durante toda la transición.
El “elefante” del 2G: IoT, alarmas, ascensores y el coche que llama solo
Donde el debate se vuelve más delicado es fuera del bolsillo. Una parte relevante de los dispositivos IoT —equipos que envían datos sin que nadie los mire— sigue usando 2G por coste, cobertura y simplicidad. Ahí entran alarmas, ascensores con conectividad, aparatos de geolocalización, sistemas de teleasistencia o servicios integrados en vehículos como eCall.
En otras palabras: el apagado no se mide solo en móviles, sino en “infraestructura invisible”. Y esa es la razón por la que, a diferencia del 3G (ya en retirada activa), el 2G no tiene todavía una fecha cerrada y homogénea en España. El Gobierno, precisamente, pide aportaciones específicas sobre estos casos de uso para evitar cortes inesperados, especialmente en colectivos vulnerables o entornos donde sustituir equipos puede requerir tiempo, presupuesto y logística.
Un apagado que ya ha empezado: Vodafone movió primero y Orange marca 2027
Aunque ahora la iniciativa se formalice a través de una consulta pública, el apagado del 3G no parte de cero. Vodafone inició en noviembre de 2022 el proceso de desactivación progresiva de su cobertura 3G en España. En el caso de Orange, el calendario publicado sitúa el fin del 3G en España a finales de 2027. Movistar, por su parte, ha trasladado en distintas comunicaciones y planes que el cierre completo del 2G y 3G en Europa —incluida España— se movería entre 2026 y 2027, condicionado por el marco regulatorio y la evolución del mercado.
En este contexto, MasOrange (el grupo resultante de la integración de Orange y MásMóvil) y el resto de operadores tendrán un papel clave: no solo por operar redes afectadas, sino por la necesidad de coordinar migraciones masivas de servicios M2M/IoT y garantizar que el salto a 4G/5G no deje “agujeros” operativos en sectores críticos.
Qué está preguntando el Gobierno: del “preaviso” al guion del mensaje
La consulta pública no entra todavía en fechas definitivas de apagado por operador, pero sí apunta al “cómo” debe hacerse para que sea viable. Entre los puntos que el Ministerio solicita concretar figuran:
- plazos de preaviso al usuario,
- canales de comunicación,
- mensajes tipo y campañas,
- refuerzo de la atención al cliente,
- medidas específicas para dispositivos y servicios sensibles (como eCall, alarmas, ascensores o geolocalización).
La foto final se parecerá menos a un “apagón” y más a una retirada por fases, con migraciones técnicas, cambios de SIM o módulos de comunicación en algunos equipos y, en los casos más complejos, sustitución completa del dispositivo.
La gran pregunta, en el fondo, no es si el 2G y el 3G desaparecerán, sino cuánto tardará España en desconectarlos sin romper nada importante por el camino. Y en esa transición, la tecnología es solo la mitad del trabajo: la otra mitad será la coordinación, la comunicación y el acompañamiento.
Preguntas frecuentes
¿Cómo saber si mi móvil dejará de funcionar cuando apaguen el 2G y el 3G en España?
La clave es comprobar si el terminal soporta 4G (y, mejor aún, VoLTE para llamadas). Los móviles muy antiguos o algunos modelos básicos podrían verse afectados cuando el apagado avance en su zona y operador.
¿Qué pasa con alarmas, ascensores o sistemas de teleasistencia que usan SIM 2G?
Son de los casos más sensibles. Si el equipo solo comunica por 2G, necesitará migrar a tecnologías compatibles (por ejemplo, 4G, LTE-M o NB-IoT, según el caso) o sustituirse. El proceso se está planificando precisamente para evitar cortes.
¿El apagado del 2G y 3G puede afectar al eCall del coche y a las llamadas al 112?
El Gobierno ha señalado la continuidad del 112 como un punto crítico a garantizar durante la transición, y el eCall aparece entre los servicios que requieren medidas específicas.
¿Por qué liberar espectro de 900 y 2.100 MHz mejora el 4G y el 5G?
Porque esas bandas pueden reutilizarse para reforzar cobertura y capacidad en redes actuales, especialmente en interiores y zonas rurales, donde las frecuencias más bajas suelen comportarse mejor.
